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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

"Mis tardes con Margueritte", una película muy bonita

El otro día tuve el placer de ver la película "Mis tardes con Margueritte".

Se trata de una historia bastante pastelosa en la que un alnalfabeto funcional con problemas para relacionarse con los demás se hace amigo de una ancianita enamorada de la lectura. Ella lo introducirá en el apasionante mundo de la palabra escrita y ambos se apoyarán en un mundo que los deja de lado.

Me recordó mucho a otras películas: "My fair lady" (la historia de un hombre que educa a una jovencita y la transformó en toda una dama, siguiendo el mito de Pygmalion - el escultor que se enamoró de una estatua que él mismo hizo -; pero al revés, es ella la que lo moldea a él), "El lector" (la historia de un joven que se enamora de una misteriosa mujer a la que, en cada cita, le lee sus libros antes de acostarse con ella; pero también al revés: ella le lee a él - aunque luego veremos que será él quien también le lea a ella -), y "La bella y la bestia" (por qué no decirlo, una historia de "amor" entre alguien tosco, bruto, perteneciente al mundo barriobajero, por una parte, y alguien delicado, tierno, culto, sensible por otro).

Un personaje que me encantó es el de la madre: un ser aparentemente desnortado, egoísta, que culpa una y otra vez a su hijo de haber sido una carga para ella, pero que guarda un secreto.

Algo pastelosa de entrada, pero pasados los primeros mordiscos ya ni notas el azúcar.

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