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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

GENIOS GENIALES, INFANCIAS PERDIDAS

Ayer tuve el placer de ver la obra teatral "Al final del arcoíris", basada en la vida de Judy Garland (madre de Liza Minelli y protagonista de "El mago de Oz", película musical de 1939).
Se trata de su último año de vida, su regreso al escenario tras unos años desastrosos, en parte por sus excesos con el alcohol y las pastillas, en parte por sus desequilibrios mentales y emocionales.
Una vida en la que hubo tres hijos, cinco matrimonios, mucha música, mucho teatro y, ante todo, demasiada soledad.
Una falta de afecto que la hacía refugiarse en el alcohol, que le impedía dormir y la obligaba a tomar pastillas... Un descontrol que la caracterizó siempre, y que la llevaría a la tumba a los tres meses de casarse con su quinto y último marido.
Protagonizado por una magnífica Natalia Dicenta, que llena el escenario con su voz, su simpatía, su química personal...
Pero detrás de los focos y las luces, al final de ese arcoíris de fama y glamur, hay una niña que no ha podido serlo, hay una familia que la explotaba (la hacían levantarse a las 5 de la mañana con 14 años para ensayar, cantar, grabar películas, dar conciertos... la hinchaban a pastillas...). Un ser de luz que vivió rodeada de sombras, sola, muy sola, incapaz de controlar el dinero que ganaba (su sepelio lo pagó Frank Sinatra, pues murió endeudada), pero fue muy querida por sus compañeros de profesión (Audrey Hepburn, musa hollywoodiense, acompañada por más de 20 mil personas, la acompañó en su último adiós en 1969).
Una infancia truncada por el éxito que llega demasiado pronto, como le ocurrió a Jacqueline du Pré, gran violonchelista del siglo XX; como le ocurrió a Michael Jackson, rey del pop; como le ocurrió a Mozart, genio de genios; y así un largo etcétera.
Grandes genios que agonizaban entre aplauso y aplauso, pues buscaban un afecto que la fama les hacía inalcanzable.
Genios rodeados de todos los lujos del éxito efímero, abandonados a su suerte en cuanto el viento sopló en otra dirección.
Genios geniales, sin infancia, sin amor, sin seres queridos, solos, solitarios, encerrados en sus lámparas maravillosas, en el ojo del huracán de la fama, amados por quienes no los conocían, temidos y odiados por aquellos que los envidiaban, incomprendidos por todos.
Genios que murieron sin saber qué se siente cuando te dan un abrazo sincero, un beso de amor o un empujón socarrón.
D.E.P.

AQUÍ SE PUEDEN COMPRAR ENTRADAS (no, no me llevo comisión...)

Aquí tenéis un anuncio del musical.

Aquí tenéis vídeos de Judy Garland: Vídeo 1, Vídeo 2, Vídeo 3

Aquí os dejo un vídeo de la genial Judy Garland, ya en su declive.

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