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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

Una clase magistral, a cargo de mis alumnos

Una clase magistral, a cargo de mis alumnos

Ayer tuve la última clase de esta primera evaluación con mis alumnos de 1º bachillerato. Tras sonar el primer timbre del recreo estaba esperando yo en el piano cuando de repente escuché un "tschhhhhh, tschhhhhh" tras el que entraron mis fantásticos alumnos de 1º bachillerato, tocando la guitarra y cantando una canción que me dedicaron.

Fue muy emocionante, pero la cosa no quedó ahí: Patricia me leyó un precioso texto (que el rubor me impide compartir en este blog) y luego me regalaron una formidable clase magistral en la que ellos, los alumnos, compartieron conmigo y con sus compañeros su pasión por la música.

Cada uno nos habló del instrumento que tocaba, y fue muy bonito escuchar a Pedro (gaiteiro) explicándonos junto a Nayim (pianista) cómo funcionan la guitarra electroacústica y la eléctrica. Dos apasionados por la música que además comparten con nosotros, sin temor al ridículo ni al error, sus primeros pasos con estos instrumentos.

Luego Andrea y Nerea nos explicaron cómo "funciona" el violín: nos enseñaron sus partes, el funcionamiento del arco y de las cuerdas, y finalmente tocaron uno de los temas de Los chicos del coro a dos voces. En este caso el mérito es mayor, ya que lo que compartieron no fueron sus primeros pasos con el violín, sino que lo "retomaron" del baúl de los recuerdos, ya que hacía mucho tiempo que no tocaban ya. Fueron muy valientes y generosas.

Después le llegó el turno a la gaita: Marta y Pedro nos contaron cómo se tocaba, nos enseñaron sus partes y finalmente interpretaron varios temas, finalizando su intervención con la famosísima Muñeira de Lugo, en la que Ana los acompañó con la pandereta, instrumento que ella tocaba hace tiempo. Me encantó.

Finalmente (porque el timbre acaba tocando tarde o temprano y nada entiende de días especiales), Nayim tocó en el piano una maravillosa pieza de Albéniz.

La de ayer fue una clase maravillosa en la que, una vez más, los alumnos nos demuestran a los profesores que tienen mucho que compartir, muchísimo, que su palabra vale tanto como la nuestra, que su juventud es una herramienta llena de posibilidades y que, si bien los medievales hablaban del poder igualador de la muerte, yo prefiero plantearme la vida en términos más esperanzadores: el poder igualador de la ilusión y, en última instancia, de la música.

A todos vosotros (Paula, Andrea B., Marta F., Nayim, Andrea P., Marta R., Pedro, Marlene, María, Nerea, Rosalía, Sofía, Diana, Alba, Noemí, Ana, Patricia), muchísimas gracias por este regalo. Realmente momentos como este hacen que la ilusión y el amor hacia esta profesión se renueven.

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