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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

El patito feo...

Hoy en día estamos acostumbrados al culto a la belleza física, a las caras simétricas, las curvas de vértigo, los kilos de menos y una obsesión casi enfermiza por resplandecer ante los ojos de los demás.

Desde siempre se ha dicho que "la belleza está en el interior", y cuando se defiende esa idea normalmente lo que subyace es el afán de dignificar compensatoriamente una carencia externa con una excelencia interna, es decir, lo de "no es guapo pero es buen tío", o peor aún: "¡qué curriño!". Si a eso le añadimos el abrazo del koala, o su versión avanzada con golpecitos en la espalda, el pésame está dado.

Centrando el tema que quiero tratar, el del patito feo, me gustaría hacer hincapié en que no se hace una defensa de la dignidad del feo, sino que se aplaza una belleza superior hasta el final del relato: mientras el patito no es como sus hermanos patos, lo rechazan. Pero luego resulta ser un cisne, con lo que nuevamente alguien bello desprecia a quien no lo es tanto. En esta nueva situación de escarnio el espectador aplaude la burla porque ha asistido a un largo período de sufrimiento inmerecido, pero no deja de ser algo cruel.

Daos cuenta de que incluso de los feos gusanos de seda se esperan dos cosas: que se transformen en mariposa (seres bellos) y que produzcan seda (un tejido muy bello).

En series de televisión y películas lo hemos visto continuamente: fijaos en "Grease", cómo Sandy es objeto de burlas mientras es mesurada, niña de papá y estudiosa. Al final de la película se desmelena y se convierte en una fiera, adelantando a sus amigas más marchosas. Ahí hay una aceptación del personaje, pero no por lo que es realmente, sino por la envidia que suscita en sus amigas, por lo "mejor que ellas" que es ahora.

En la serie "Betty la fea" ocurre lo mismo: no somos amigos de ella por ser fea, sino porque es casi perfecta a nivel humano y sabemos, esperamos, deseamos que reciba la recompensa de ser guapa, cosa que termina ocurriendo, con lo cual deja de ser en esencia ella misma, y pasa a estar del lado de los guapos que provocan envidia.

La película "Dumbo", ambientada en un circo, nos muestra a un elefante con un defecto físico que provoca la risa en los demás: sus enormes orejas. Cuando aprende a volar transforma una minusvalía en una superdotación, y pasa a ser admirado por los demás, mediocres elefantes incapaces de volar. Una vez más, desprecio como recompensa.

La película de "La bella y la bestia" nos muestra un desprecio inicial (el del príncipe déspota que se ríe de la anciana) que recibe como castigo la fealdad. Daos cuenta del detalle: la fealdad, el hecho de no ser bello, es un CASTIGO, que alguien bello (la hechicera) regala a alguien bello (el príncipe) porque cuando se disfrazó de anciana (fea) no recibió el trato al que estaba acostumbrada. Finalmente, otro ser bello (Bella, curioso nombre) le recuperará la vida merecida rescatándolo con su amor incondicional del tormento de seguir siendo feo. ¿¿Qué lectura haría alguien feo cuando saliera del cine??

En la película "The butterfly circus" volvemos a tener a un ser castigado por la naturaleza (sin brazos ni piernas) que acaba siendo digno de alabanza y aplauso por saber nadar y por tener el valor de saltar desde un trampolín en lo alto del circo a una tin llena de agua. Es la versión actual de Dumbo.

Afortunadamente, la película de "Shrek" se burla de todos estos tópicos diseñados por guapos para satisfacer a guapos y transmitirles la alegría de vivir, ante la atenta y desconcertada mirada de los feos de alrededor, y parodia la transformación de la princesa en Ogro, al final, reivindicando la dignidad de la fealdad. Por fin.

Y ahora con la película "Que se mueran los feos" la cosa está que explota.

 

1 comentario

Isabel -

Brilliant!!!!! As usual!!!! Thanks a lot!