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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

El concierto de Nach: catarsis colectiva

El concierto de Nach: catarsis colectiva

 

El pasado viernes 24 de febrero compartí con Isabel, Antonia, Marita, Elisa, Javi y un grupo de cinco alumnas del instituto una experiencia musical fascinante en el Auditorio de Ourense.
Nach, acompañado de ZPU, ABRAM y DJ Joaking, nos puso a todos a mil con sus letras, con su energía, con su humanidad y con su puesta en escena. Debo agradecer a Dani Rap Solo, antiguo alumno mío, el que nos hubiera alertado de tan importante concierto. ¡¡Muchas gracias por avisar, Dani!!
Fue absolutamente increíble observar el modo en que tantos y tantos fans cantaban con ellos sus complejísimas letras, llenas de juegos de palabras, con un léxico muy difícil, con giros casi gongorinos en algún momento. Palabras que caían en cascada y que te sacudían por dentro, que te hacían vibrar, te tocaban la fibra o te hacían reír. Intervenciones que daban mucho juego a la hora de enlazar un tema con otro, y sorpresas, muchas sorpresas (no las desvelaré aquí por si alguien toma la inteligente decisión de ir a verlos).
Si ya en CD te deja boquiabierto, en directo no hay palabras...
La energía que amasa allí, con todo el público deseoso de escuchar más y más, con todo ese buen feeling, esa empatía, esa hermandad... es una pasada: te arrastra, te hace sentir parte de un todo, por así decirlo actúa como un bálsamo que te hace sentir que ningún ser humano está realmente solo en el mundo.
Cuenta cosas que a todos nos podrían haber ocurrido. Transforma en palabras hermosas lo que todos llevamos dentro en algún momento, y nos hace sentir comprendidos con su poética fulminante, sin perdonar, sin hacer concesiones, atacando a todo cuanto le disgusta, comprendiendo el malestar que caracteriza a los jóvenes y salvando la distancia que a veces los separa del mundo de los adultos.
Nach se propone a sí mismo como mucho más que un redentor: es un mensajero que comprende el dolor de los menos favorecidos, que ejemplifica con sus propias experiencias los pasos que hay que dar para abandonar el fango de la autocompasión y llegar a pisar la cumbre de la autonomía personal.
Regala con cada verso una nueva oportunidad: una oportunidad para los jóvenes que aspiran a la belleza, al amor, a la comprensión, a llegar a ser algo; pero también es una oportunidad para los adultos que no son capaces de entender lo que pasa por las cabezas de sus hijos, de sus nietos, de sus hermanos pequeños...
Nach busca el hermanamiento universal que ya había perseguido Beethoven con su novena sinfonía, y para ello no escatima en figuras y metáforas, en crudas realidades, en hechos que tienen un olor a ciudad, un sabor a callejón y espray...
Él escapa del absurdo victimismo con el que otros forran sus CDs, comerciales o no. Él ofrece una autenticidad que ante todo es una declaración de principios, que ante todo es una búsqueda de la belleza formal al servicio de la crítica social y la redención del alma.
En ese fantástico concierto pudimos bailar al son de sus ritmos, cantar sus letras y verlo parir una y otra vez el dragón que lleva dentro, ese dragón que todos debemos llevar dentro.
Responde perfectamente al concepto griego de catarsis: la purificación del alma que experimenta el espectador en el teatro cuando asiste a una tragedia griega, y vive lo que le sucede al protagonista como si le pasase a él mismo.
El hip hop es en parte eso, una búsqueda de vínculos entre el que tiene el micro y el que no se quita los cascos, una búsqueda frenética de alguien que diga lo que a ti te pasa, y que lo haga con esas palabras tan maravillosas que da gusto repetir.
Nach está difundiendo el gusto por la lectura, un nuevo formato de lectura eso sí, pero lectura al fin y al cabo. Nuestros adolescentes están apreciando la belleza de la palabra, están asimilando la fuerza que transmite la palabra escrita, y gracias a eso los antiguos oficios de aedo, rapsoda, juglar y trovador están manteniendo una vigencia renovada, con nuevos ropajes y rompedores códigos expresivos, pero al fin y al cabo no deja de ser la antigua mousiké (unión indisoluble de música y literatura).
Cliqueando aquí accederéis a un artículo del Club de lectura en el que hay fotos de este evento.
¡¡Gracias por tu talento, Nach!!
Y a vosotros, alumnos que tantas veces nos dais auténticas lecciones, mil gracias por haber sabido estar y por habernos transmitido esa pasión por la música.

 

2 comentarios

Nieves Villar -

Totalmente de acordo coa impresión que Nach vos causou. Cando eu o descubrín, de casualidade, escoitando radio3, quedeime coa curiosidade de saber quen era ese cantante. A pesar de que eu traballo nun colexio de Primaria, rapidamente lle saquei partido a unha das súas cancións: El idioma de los dioses. Deixou aos rapaces impresionados!!!

carmen -

Xenial, como sempre tanto a fotografía que para min representa o meu pequeno mundo, como a poesía que é unha oda maxistral á amizade.