"Dulces sueños
Me has encontrado. Gracias.
Después de tantas horas de búsqueda inútil, después de dar tantos palos de ciego, después de tantos ayes, "dónde andará" y "cómo pudo pasarnos esto a nosotros, Dios mío"...
Gracias.
Gracias por no haberte rendido. Por seguir mi rastro incansablemente. Sabías que me encontrarías. Tú. Sólo tú podías haberlo hecho. Nadie más.
Supiste dejar de lado los problemas con tu mujer Carmen, apeaste el resentimiento de vuestro matrimonio en barbecho y no desististe.
Supiste obviar la crisis existencial de tu hija adolescente Cristina, que continuamente llega a casa borracha, o puesta de coca y otras mierdas.
También hiciste caso omiso de las continuas llamadas de atención de tu celosa suegra, que no es capaz de dejar pasar un día sin llamaros a casa diez veces recordándoos su list interminable de dolencias, enfermedades y plegarias beatas, diciéndoos lo poco que os preocupáis por ella, la pobre, que siempre estuvo pendiente de su Carmencita del alma, su única hija.
Gracias, héroe. Eres mi héroe. Me has salvado del Calvario del abandono.
Pudiste hacerlo.
..."
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