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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

"¿Pa-kí-stán-í?" Pues para mucho más de lo que algunos se creen. Reflexión sobre la importancia del departamento de orientación.

"¿Pa-kí-stán-í?" Pues para mucho más de lo que algunos se creen. Reflexión sobre la importancia del departamento de orientación.

En la vida hay dos tipos de personas: las que pasan desapercibidas y las que no.

Es curioso, porque muchas de las que pasan desapercibidas desearían lograr todo lo contrario, pero no alcanzan el modo de llamar la atención.

Y, por el contrario, muchas de las que tienen el foco delante ansían la tranquilidad de estar entre bambalinas.

Lo de siempre, a nadie le gusta el peinado que tiene.

Pero cuando hablamos de trabajo, la cosa es diferente.

Pensemos en dos ejemplos: el circo y un concierto de rock.

En el primer caso, el público aplaude al domador, al payaso protagonista, al equilibrista o al hombre bala, pero nadie piensa en que los leones han sido alimentados por alguien, en que los accesorios del número cómico han sido seleccionados y comprados por alguien, en que la red la sostienen otros a la sombra de los focos y en que si algo sale mal hay personas esperando para cumplir con su trabajo.

En el segundo, los Beatles eran cuatro, y ellos recibían los aplausos, pero tras ellos había gente montando y desmontando los escenarios, preparando las luces y los sonidos, etc.

Estos dos ejemplos me sirven para introducir una reflexión que me llevo haciendo desde hace ya mucho tiempo, y que creo necesaria en voz alta.

Me refiero al departamento de orientación.

Sí, ese departamento que suele estar en la zona de las oficinas de todo instituto, algo apartado de las aulas, a la sombra de lo público y notorio.

Un departamento que se presta a todo tipo de chistes fáciles y comentarios banales, pero que debe afrontar las mayores cargas del sistema educativo, y normalmente lo hace sin el apoyo del profesorado.

Pensemos en lo siguiente: cuando vienen alumnos con necesidades educativas especiales, niños con algún tipo de deficiencia o minusvalía, o niños extranjeros que no dominan el idioma local, ¿quién se ocupa de ellos?

Cuando hay alumnos con algún tipo de dislexia, con dificultades de aprendizaje o déficit de atención, ¿quiénes son los profesionales que ayudan a estos alumnos?

El departamento de orientación.

Porque ellos son muy importantes y los necesitamos urgentemente.

Ellos están ahí, currando, aportando materiales de refuerzo, ampliación y repaso, materiales sin los cuales muchos de nuestros alumnos se quedarían literalmente tirados.

Un profesor con un aula de 28 alumnos no puede pararse 10 minutos de cada clase a explicar a un alumno de estas características lo necesario para que siga la clase.

Por eso necesitamos PT (profesores de Pedagogía Terapéutica) y AL (profesores de Audición y Lenguaje).

Por eso necesitamos un orientador, alguien que lea la ley, interprete sus cambios, nos explique cómo debemos actuar con alumnos difíciles pero que no tienen la culpa de serlo.

Y por eso tenemos tanta suerte en mi instituto, donde nuestra orientadora Mercedes trabaja incansablemente, elaborando informes, preparando materiales, buscando opciones y solucionando problemas a nuestros alumnos.

Por eso tenemos la suerte de contar con Sofía, PT, una mujer emprendedora, activa, entusiasta, enamorada de su trabajo y absolutamente profesional. Cercana con los niños, siempre sonriente y en constante formación.

Por eso tenemos la suerte de contar con un fantástico departamento de orientación, dotado de 4 PT, 1 AL y 1 orientadora. Por eso debemos agradecer cada día el trabajo ingente de nuestras compañeras  Esther (AL), Ana (PT), Patricia (PT) y Rosa (PT).

Creo que es de bien nacidos ser agradecidos.

Este grupo de profesionales nos saca a menudo las castañas del fuego, sin esperar ningún agradecimiento (es su trabajo, claro).

Creo que la educación entendida como un trasvase de información al estilo antiguo ya no se corresponde con la realidad que cada día entra y sale de nuestros centros.

Creo que la figura del profesor que recitaba la clase magistral desde la tarima ante la atenta mirada de sus alumnos (sólo aquellos capaces de entenderlo, claro, los demás no cuentan que no están en condiciones de recibir una docencia de tal calidad...) es una figura obsoleta.

Confiar en que uno va a ser el tipo de profesor que padeció en su infancia es a la vez una idea torpe e indigna. Torpe porque los tiempos cambian. Indigna porque no se ha de compartir la miseria, y menos desde la tarima.

Necesitamos adaptar unos conocimientos que debemos transmitir a las capacidades de nuestro auditorio.

Un auditorio de 28 alumnos en el que haya alumnos con necesidades educativas no debe envidiar nada a uno con alumnos perfectamente capaces, ya que la variedad es un principio básico en la democratización de los saberes.

Si además un centro con alumnos con dificultades cuenta con un departamento de orientación convenientemente coordinado, entonces tendremos el duro y las cinco pesetas a la vez.

En latín, para decir "guiar", hay dos verbos: DUCO y AGO. El primero tiene el matiz de "guiar desde delante", mientras que el segundo tiene el matiz de "guiar desde detrás". El capitán guía al ejército desde delante (ducere), el pastor desde detrás (agere).

En un instituto necesitamos atender tanto a los alumnos más espabilados, que van más deprisa, que aceleran, que tienen curiosidad por aprender, como a los rezagados, que se van quedando atrás, que no están en igualdad de condiciones o que lo tienen más difícil por causas familiares, ajenas a su voluntad.

Un profesor ha de tener la capacidad de satisfacer a los dos tipos de alumnos, y para ello cuenta con la inestimable colaboración del departamento de orientación.

No matemos a la gallina de los huevos de oro, porque aunque no todos nuestros problemas sean resueltos inmediatamente, pococ a poco, entre todos, colaborando y comprendiéndonos, y lo que es más importante, RESPETANDO el trabajo tan duro que realizan entre bambalinas, ayudando a leer a alumnos que a lo mejor nunca llegarán al 5 pero que irán aprendiendo poco a poco, podremos lograr una sociedad más justa y plural.

Los chistes son una forma muy sana de canalizar la tensión y socializarnos, pero hay que tener cuidado porque si es verdad que AUNQUE seamos funcionarios los profesores NO somos necesariamente unos vagos, aunque el departamento de orientación trabaje a la sombra de ese gran escenario de luces y color que es toda aula TAMPOCO ESTÁN DE BRAZOS CRUZADOS.

En la vida hay dos tipos de personas: las que pasan desapercibidas y las que no.

Personalmente, me caen mejor las primeras.

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