Libertad de expresión /vs/ Sensibilidades frágiles
Vivimos en un mundo en el que se nos piden cosas contradictorias: poruna parte, se nos invita a que reflexionemos, se pide de nosotros que desarrollemos un sentido crítico que nos permita dudar, no dar nada por supuesto, pensar en definitiva. Por otra parte, se nos pide que respetemos la sensibilidad de aquellos que podrían sentirse heridos ante unas opiniones heterodoxas. ¿En qué quedamos?
Aquello de "mi libertad termina donde empieza la de los demás" es una patraña que sirve de pasto de cultivo para aquellos que se esfuerzan en ocultar la disidencia, silenciar al niño que reconoce en voz alta que el traje nuevo del emperador no existe, y que está paseándose en bolas delante de sus súbditos.
Porque eso es lo que este sistema espera de nosotros en última instancia: que obedezcamos, que sigamos el manual de instrucciones y que nada se salga de su casilla.
Llegados a este punto de la reflexión yo me pregunto: ¿puede pedirse el "silencio" como muestra de respeto ante una religión que ha servido de coartada para denigrar al ser humano, esclavizándolo, haciéndole sentirse culpable de tener corazón y entrañas y vísceras y pulsiones, mermando su capacidad crítica, aspirando a convertirlo en borrego dócil, prometiéndole una vida dichosa tras la muerte? ¿Realmente es legítimo pedir a alguien que se calle para no herir la sensibilidad de quien dicta normas de vida desde el cadalso de la cristiandad, poniéndonos la soga al nacer (con el bautismo y el pecado original), y renovando periódicamente la permanencia en ese contrato desigual (con la comunión, la confirmación y demás festejos)?
¿Cómo es posible que se le pida a alguien que no publique un artículo de opinión porque puede ofender a alguien, cuando el contenido de ese artículo de opinión es una retahíla de datos verificables que desmienten la imagen perfecta que se ha creado entorno a la figura de, en este caso, Santa Teresa de Calcuta?
Cliqueando aquí accederéis al magnífico blog que Carlos Araújo Álvarez tiene, y cliqueando aquí podréis leer el artículo del que os hablo. Aunque es un alumno de 4 de ESO con 15 años, leyendo sus reflexiones y su elaborada conexión de datos podréis daros cuenta de que no se trata de un adolescente al uso: sarcástico, crítico pero educado, mordaz hasta el extremo pero siempre elegante, os llevará de la mano por una galería de hechos que dejan muy en entredicho a la conocidísima beata.
No quiero dejar de agradecerle su talento, su generosidad al compartir sus opiniones con los demás y le animo a que siga siendo luchador, crítico y todo menos dócil.
La obediencia a ciegas es un invento bárbaro para que los que menos tienen que aportar en la vida controlen a quienes se salen de los moldes.
El respeto debe ser bilateral, nunca unidireccional: yo debo respetar a la Iglesia, y de hecho lo hago, pero eso NO implica que deba callarme si quiero opinar algo que pueda perjudicarla, siempre y cuando mi crítica se haga desde la educación y el respeto que toda institución merece (tenga el listado de crímenes, robos y apropiaciones indebidas que tenga, curiosamente).
2 comentarios
Maribel A. Trujillo -
José Antonio Zubiela Feijóo -