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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

La risa: ¿qué nos hace reír?

Todos sabemos qué es la risa, qué tipo de situaciones nos la provoca y cómo reaccionan nuestros seres queridos y conocidos ante ellas.

Pero, realmente, ¿no hay un alto grado de crueldad en aquellas cosas que más gracia nos provocan? ¿No es la risa, en situaciones como las de los vídeos que colgué en este artículo, una reacción inhumana ante el sufrimiento brutal e inesperado de los protagonistas de estas imágenes?

Me parece que sí, que cuando nosotros vamos andando por la calle sin prestar mucha atención y de repente nos tropezamos con lo que sea nuestra primera reacción suele ser: "que nadie se dé cuenta". Sobre todo si llevábamos algo en las manos y se nos cae (una carpeta llena de papeles, una bandeja con un café, un cubata por la noche...).

Sin embargo, cuando es otra la persona que se tropieza, resulta normalmente muy gracioso verla caer, o hacer gestos insólitos para evitarlo.

El humor y, como consecuencia física última de él, la risa, requieren de al menos tres elementos: un público que observe, alguien que protagonice algo gracioso y un factor sorpresa que le dé inverosimiltud a la situación.

Valle-Inclán hablaba de tres maneras de tratar a un personaje literario: desde abajo (perspectiva homérica, típica de la épica, donde se admiraba al héroe: por ej., el Cid Campeador), de frente (perspectiva de Shakespeare, donde se trata a los personajes como si fueran seres de carne y hueso: por ej., Hamlet) y desde arriba (perspectiva de Valle-Inclán, típica de los esperpentos).

Me da la impresión de que esa misma distancia que al dramaturgo le permitía distorsionar a sus personajes lo suficiente como para que causasen hilaridad aún protagonizando auténticas tragedias la hemos interpuesto nosotros entre nosotros mismos y los demás cuando se convierten en espectáculo.

A todos nos dolería muchísimo caernos de una bici para atrás, caernos por las escalera arrastrando el culo, caernos de un árbol, que nos dieran un balonazo en toda la cara o que un caballo nos diera una coz. Sin embargo, en cuanto eso le ocurre  otro, y más aún si ese otro está en una pantalla, nos olvidamos del dolor real y convertimos en ficción lo que observamos mientras nos partimos de risa.

Lo peligroso de ese proceso de cosificación está en que tanto los maltratadores como los torturadores, carceleros en tiempos de guerra, dictadores, genocidas, nazis, fascistas, racistas, etc, lo utilizan para poder pisotear a voluntad a otros seres humanos que no comparten sus ideas.

Volviendo a la risa, os ofrezco aquí dos vídeos: 

a) en el primer vídeo, tenemos a una chica lanzando sandías a un chico metido en una armadura medieval. La situación de por sí es extraña. Pero lo inesperado del desenlace y lo doloroso del suceso nos hará reír a carcajadas (no a todos, pero sí a la mayoría);

b) en el segundo vídeo, hay quince aídas graciosas de todo tipo. Los típicos vídeos caseros en los que la gente se pega unos golpes tremendos.

Desde siempre la risa ha sido un tema fascinante. Ya entre los pensadores de la Antigüedad, Aristóteles la consideraba saludable para la catarsis.

Autores como Rabelais y Mijaíl Bajtín le dieron una gran importancia en el mundo de la literatura. Aquí tenéis un interesante artículo que trata de este tema.

La risa es muy importante para el ser humano, le ayuda a equilibrarse en situaciones de tensión, aligerar las cargas del día a día y relacionarse con los demás. No renunciemos nunca a ella.

1 comentario

Alberto -

A mi en lo personal no me dan risa los videos donde la demás gente sufre. ¿Qué me da risa? Bueno, que algún rufián encuentre por fin la horma de su zapato. Que algún artista ególatra sea imitado con irreverencia. Eso sin duda alguna es un claro ejemplo de risa sana.