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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

ELEGÍA CIRCENSE, nuevo texto

ELEGÍA CIRCENSE, nuevo texto

ELEGÍA CIRCENSE

 

 

Yacen.

No están tumbadas.

Si estuvieran durmiendo,

si pudieran estar soñando,

si se hubieran acostado al menos…

Pero no.

No hay vida en sus cuerpos,

como sacos de patatas vacíos,

con tan solo el resto polvoriento de lo que en algún momento fue una

vida,

como cajas huecas donde ya ni siquiera resuena el triste

eco

de

la

mú-

si-

ca

de sus triángulos chocando

y chocando

al ritmo del bamboleo inconsciente del sabio y prudente

burro

que tiraba del carro circense.

 

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