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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

"Origen", tercera y última película de nuestro ciclo de cine

"Origen", tercera y última película de nuestro ciclo de cine

Ayer tuvimos el placer de soñar y despertarnos una y mil veces en esta magnífica película de Nolan.

Ya habíamos comentado algunas cosas en artículos anteriores, además de citar el fabuloso artículo de Teresa Losada.

Si no has visto esta película y tienes pensado hacerlo, no sigas leyendo este artículo.

A la hora de aventurar interpretaciones, nos vemos rodeados por una montaña de argumentos que defienden diversas hipótesis, pero siempre hay cabos sueltos.

Intentaré resumir el argumento:

Cobb (Leonardo Di Caprio) trabaja con un grupo heterogéneo y cambiante de profesionales para "extraer" información útil a empresas o particulares. Su método se basa en dormir al individuo que tiene la información, entrar en su sueño y buscar en los recovecos de su subconsciente la información deseada.

Saito, un poderoso e influyente empresario japonés interesado en que su rival Fisher no continúe adquiriendo poder, decide contratarlos para que hagan una INCEPCIÓN, es decir, para que penetren en la mente del joven heredero del recientemente fallecido Fisher y lo convenzan de que deje el mundo empresarial y deje vía libre a Saito.

Saito le ofrece a cambio algo que Cobb no puede rechazar: mediante una llamada telefónica arreglará las cosas para desaparezca la orden de busca y captura que pesa sobre él (sospechoso de haber matado a su esposa), actualmente fugitivo de la ley.

Cobb inicia su búsqueda de un buen equipo para llevar a cabo la difícil tarea: una cosa es robar información, otra muy diferente (por su calado, el significado que puede llegar a tener y porque cambia el rumbo de la vida de una persona) es sembrar una idea en su subconsciente, dejar que crezca y que el consciente la interprete como propia.

Ya tiene a su amigo matemático, hábil en cuestiones técnicas pero poco imaginativo.

Buscan a la mejor arquitecto que hay en la facultad francesa donde imparte clases el padre de Cobb. Encuentran a Ariadne, una inteligentísima joven capaz de elaborar laberintos. La necesitan para que cree los escenarios que cada soñador del equipo memorizará y utilizará como espacio que el joven heredero llenará con proyecciones de su subconsciente.

En este momento, de paso que Cobb entrena a la chica, nos explica a los espectadores un par de conceptos fundamentales en esta película: el soñador pone el escenario y el sujeto lo puebla con proyecciones de su subconsciente. Hablando con ellas se puede obtener información del sujeto, que encerrará en cajas fuertes y lugares recónditos sus secretos más íntimos. Esas proyecciones intentarán destruir a todo aquel que sea extraño y haga modificaciones en el sueño.

Cuando a alguien lo matan en un sueño, despierta. Pero el dolor que te produzcan (pegarte un tiro en un pie, cortarte la cara...) es real, porque lo produce el cerebro.

Cuando alguien entra en esta dinámica de sueños, necesita algo que le permita distinguir la realidad de la ficción, y los sueños propios de los ajenos. Para eso tienen el tótem, que es un pequeño objeto personal e intarsferible que te permite saber dónde estás.

La manera de hacer que alguien despierte a la fuerza si las cosas se complican es lo que llaman LA PATADA: un movimiento o acción que forzosamente hace despertarse al soñador. A veces utilizan una canción (siempre la misma de Edit Piaf), a veces un empujón, tirar a alguien en una bañera o de una banqueta en equilibrio inestable.

Es peligroso utilizar recuerdos para llenar los espacios oníricos, y eso es así sobre todo porque el sujeto corre el riesgo de perder la capacidad de distinguir realidad y ficción.

Una de las proezas que logra Cobb, y que lo convierten en el mejor en lo suyo, es crear sueños dentro de sueños. Si en el mundo real duermes cinco minutos, en el primer nivel de sueño el tiempo parece ir más lento porque el cerebro es mucho más eficaz: parece transcurrir una hora. En un segundo nivel aumenta el tiempo, y así sucesivamente.

Busca también a un falsificador, y para ello recurre a un viejo amigo. Él se especializa en investigar el entorno personal de Fisher, para poder hacerse pasar por su tío (un hombre que realmente no quiere al joven y está interesado en su fortuna, pero el joven lo ignora) en el sueño.

Finalmente, necesita a un químico capaz de elaborar un sedante que los haga dormir diez horas del tirón, lo suficientemente potente como para que nadie se despierte en el primer nivel (lo que echaría por tierra toda la operación).

Y ahí comienza la operación ORIGEN: Saito se empeña en ir con ellos para comprobar que Cobb hace bien el trabajo, así que compra la aerolínea en la que Fisher viajará de Sydney a Los Ángeles al funeral de su padre. Son diez horas de viaje. Todos van con él, y le echan el sedante en la bebida del avión.

Se abre el primer nivel de sueño: el sujeto es Fischer, y el soñador es Yusuf (el químico). Como no fue al servicio antes de dormirse, llueve en este escenario.

Están en una ciudad y roban un taxi para que Fisher entre. Lo secuestran y se lo llevan a un almacén, escapando de las proyecciones de su subconsciente, mucho más peligrosas de lo esperado. En la huida, aito es herido de bala y amenaza con morir. Intentan matarlo pero Cobb se lo impide, ya que con la dosis de sedante consumida no se despertaría, sino que vagaría por el limbo indefinidamente.

Escapan en una furgoneta tras un engaño en el que le hacen creer a Fisher que su tío (realmente el falsificador haciéndose pasar por él) fue torturado para decir la contraseña de la caja fuerte donde está el testamento de su padre.

La huida terminará en un puente, del que caerán al agua. Esta caída se verá a cámara muy lenta para que los otros niveles de sueño tengan lugar.

En el segundo nivel de sueño el soñador es el matemático, que los sitúa a todos en un hotel de lujo. En ese hotel, Cobb se gana la confianza de Fisher al desvelarle que todo es un sueño y que "alguien" intenta secuestrarlo. Encuentran a su tío (ahora sí que es una proyección de él) y lo duermen, para dar lugar al tercer nivel de sueño.

En este tercer nivel, el soñador es realmente el propio Fisher, que ve un escenario en la nieve donde las fuerzas de seguridad de su subconsciente protegen un fuerte acorazado que guarda en su interior la cama con su padre moribundo y la caja fuerte con el testamento de la escena final.

Tras muchos tropiezos logran que Fisher llegue a la cámara, pero una proyección del subconsciente de Cobb lo mata: Mal, su esposa, persigue a Cobb una y otra vez, arrastrándolo al abismo de su ensoñación enfermiza. A Ariadne se le ocurre que podrían utilizar el desfibrilador como patada para despertar a Fisher en el momento de regresar desde el Limbo (siguiente nivel de sueño), y se ofrece para descender con Cobb y buscar en el Limbo de los soñadores que no despiertan y los muertos a Mal y a Fisher, atrapado por ella.

Lo hacen y Cobb se queda con Mal abajo, dejando huir a Ariadne y Fisher, tras una reveladora conversación entre Cobb y Ariadne en la que le cuenta todo lo que construyeron durante años allí abajo y la confesión ante ambas de su culpabilidad al haber hecho un Origen a Mal (metiéndole en la cabeza la idea de que su mundo no era real, para convencerla de que abandonasen ese mundo de ficción y regresaran a la vida real y a cuidar a sus niños, suicidándose en la vía de un tren y regresando como dos ancianos encerrados en cuerpos de jóvenes).

Fisher vuelve al ser desfibrilado, y entra en la cámara acorazada donde se produce la catarsis: se reconcilia con su padre al abrir la caja fuerte y ver en ella que el testamento de su padre es su deseo de que sea libre y siga su propio camino. Un molinillo de papel que aparecía en la foto de ambos cuando era niño confirma su deseo de ser querido por su padre.

Cobb se despide de Mal después de pedirle perdón, y busca en el Limbo a Saito, para rescatarlo y asegurarse de que cumpla su parte del trato y haga esa llamada telefónica en el avión.

Esta escena entre los dos es la primera de la película, y se repetirá al final, cerrando un círculo.

El tiempo se acaba y se suceden las patadas simultaneadas: Ariadne se tira del edificio donde Mal y Cobb se quedaban, despierta en la nieve, donde los explosivos destruyen todo, despertando al falsificador; en el segundo nivel, que está sujeto a la ingravidez por la influencia del primer nivel (la furgoneta cayendo al agua), el ascensor propulsado por unos explosivos choca con el suelo, haciendo que se despierte el matemático; cuando la furgoneta llega al agua, se despiertan todos menos Cobb, que aún no volvió. Sólo les queda esperar a que pasen las diez horas en el primer nivel.

El final de la película muestra la llegada del avión a Los Ángeles, la llamada de Saito, el regreso al hogar de Cobb y su reconciliación con su familia.

Tan sólo una pieza del puzzle pone la interrogante al final del film: Cobb tira la peonza, su tótem, y esta se queda girando indefinidamente, hasta que se apaga la pantalla.

¿Quiere esto decir que todo este final es un sueño? ¿Podríamos pensar que, tratándose del tótem de Mal (y no del de Cobb) todo lo que vemos no tiene fiabilidad? ¿En dónde termina la realidad y dónde el sueño?

"Origen", una apuesta por la complejidad formal, la plurisignificación, la ambigüedad, el laberinto como espacio, tiempo y trama, el espectador como colaborador y cocreador provisto de un cerebro continuamente estimulado, al que se le ofrecen muchos recursos para hacer casar las interpretaciones.

"Origen", un film cuyos personajes representan distintas destrezas y nos las muestran sin pudor al realizar una tarea cuestionable éticamente pero justificada por el dinero que mueve: el talento de una prodigiosa arquitecto que se refugia de los límites de la realidad creando figuras y formas imposibles, elaborando laberintos para engañar a otros en ellos; la destreza del falsificador, un ser camaleónico capaz de decir lo necesario para dominar emocionalmente a su víctima en un proceso de sabotaje; un matemático insensible e inteligentísimo que elabora difíciles paradojas en su búsqueda del dinero fácil; Yusuf, un químico que por unas monedas te fabrica la droga necesaria para vivir en un mundo irreal que te proporciona felicidad como evasión, pero que también te puede envenenar o drogar para robarte ideas, pensamientos...; y Cobb, el cerebro que orquesta todo en su enfermiza huida de la culpa. Una culpa con falda, ojos, labios, nombre... Un amor imposible e inolvidable, una vida familiar destrozada por la fuerza de una idea sembrada en su cerebro sin su permiso, y que terminaría por hacerla incapaz de ser feliz tanto en el mundo de los vivos como en el de los soñadores. Una culpa capaz de hacerle mentir a sus compañeros, capaz de hacerle ponerlos en peligro con tal de lograr un enchufe que le permita volver a su país, a su casa, a cuidar de unos hijos de los que lleva escapando tiempo y tiempo.

Y ante todos ellos, un pobre millonario que lo único que tiene es dinero y una falta de afecto tal que le permite cambiar un reino empresarial por una frase de cariño.

"Origen", o la paradoja del sueño soñado sin despertador al lado.

"Origen", o la banda sonora que te toca el corazón y te empuja al abismo de lo que podría haber sido y no fue.

Una obra de arte, un auténtico placer.

  

 

 

 

1 comentario

Teresa -

Origen, o el poder las ideas... Porque una sola idea puede cambiarlo todo. Tu vida y hasta lo que tú eres

No sabéis cómo me gustaría acompañaros.

Besos para todos.