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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

"Me quiere/no me quiere"

"Me quiere/no me quiere"

"Me lo dijiste muy de lejos,

con tus ojos chispeantes,

y dudé en el aguacero

de mis adioses tan cobardes,

infantiles, embusteros;

me lo repetiste con tu mano,

cuando me devolviste aquel sombrero

que cayó en el sucio espejo

que quebró mi paso inquieto.

No intenté intentar tentarte,

lo ignoraba: mi amuleto

era una cárcel de excusas,

gran paseo en corto puerto.

Tú, insolente, inolvidable,

no evitaste un nuevo intento,

con el abrecartas de tu lengua,

con las diagonales del zar tuerto,

con la brisa joven que agita la hamaca

donde yacen sueños del abuelo, muerto,

de la mesa dura donde aún reposan

petroglifos de palabras de tantos cuadernos,

con la sonrisa espléndida de tu falda

y tus dos piernas, adivinándose, sumidas en su buceo,

con la cruz sacrílega que roza el pecado

si pende de tu cuello y roza tus senos,

con la maravilla del enigma

que adivina el héroe griego

mientras choca con su destino,

como la mosca con el flexo,

y halla muerte a la vez que gloria,

como yo, imbécil, al fin reo,

pues no supe ver entonces

lo que ahora estudio, escribo y leo,

y dejé escapar la promesa

de la salvación, del extremo

al que me hubiera llevado, una y otra vez,

haberte dicho que sí, aún quedaba un pétalo,

mas era el del no, ahora no, por lento,

porque el tiempo apagó aquella chispa

que algún día pudo sumarnos, qué buen lienzo,

y ahora tan sólo alimenta con torpeza

la verde llama de un futurible, de un hierro

que a fuego me mata y envenena,

hubo un sí, un por qué no, un ¿luego?

cuando entendí flotaba el cadáver

en las orillas del Leteo,

ahora sangro letras otoñales

y no sé si es verano o invierno."

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