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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

Nuevo poema, "Lo quiero"

Nuevo poema, "Lo quiero"

Lo quiero.

Quiero que tus silencios echen raíces entre mis muelas
y desde aquí sabré mecerlos
para ver brotar, redondas, las palabras nunca heridas
por los dientes que perdonan,
penitentes miserables que marchitan
la belleza de una gota,
solitaria en la hoja donde cuelga su vergüenza,
minúscula en la tormenta que gorjea entre sábanas sudadas,
desmedida en el vaso donde el odio sobrepasa
el límite de la mesura y lo humano.

Quiero que tus silencios echen raíces en mis encías
para que con ellos sepa los misterios de una falda,
los secretos de una mano que jamás señala,
los embrujos de unas yemas que rocían la mañana
con la efímera ilusión de oler tus hombros, cerca,
cuando el sol se resquebraja
y atraviesa el colador de las persianas
con el único fin de oler tus senos...
deja que la noche crea que nunca fuimos amantes,
que no nos amamos tanto, ni entonces ni nunca ni antes,
que no somos más que un casi,
la excusa que se usa por primera vez antes de ser un ex,
la mentira que confunde la amistad y otros estados
ya que no renuncia a estar, pero no se atreve a ser.

Quiero que tus silencios echen raíces en mi lengua
para dejar ya de oír el llanto ardiente del rufián
que se despoja de su dignidad a la vez que de su careta
al ver descubiertas sus maldades,
y no son éstas sino verdades que se ocultan bajo el pupitre,
entre las piernas,
tamborileando los dedos sobre la mesa,
redimiendo culpas al esculpir disculpas,
trazando tretas para tratar de tocarte,
dibujando tetas para calmar lo inconmensurable,
pintando garabatos que acorbatan mis silencios
y los visten de cumplidos en una noche de gala,
de promesas en una noche de bodas,
de propósitos en una noche sin noche,
de voz
de eco
de nada.
Sabré amoldar mis labios, llenos de aunques,
a los peros de los tuyos.
Sabré morder el polvo
donde yacen los versos olvidados,
las falsas palabras de amor,
los señuelos de tanta cacería
y, por qué no decirlo,
los añicos de verdad con que se maquilla tanta hipocresía.

Quiero que tus silencios echen raíces en los míos,
no porque te quiera,
no porque te desee,
no porque con tu presencia el canto del jilguero tiña de malva las noches de pizarra,
no porque un baile no es sólo un paseo musical en buena compañía,
no porque las voces perdidas en el desierto sigan buscando tu rastro
en cada piedra, en cada foso, en cada loma, en cada grano de arena...
quiero que tus silencios echen raíces en los míos
para que, juntos, se hagan ecos
tan sutiles, tan blasfemos, tan hermosos,
tan verdaderos,
que tan sólo tú y yo podamos compartir su belleza indescriptible.

Lo quiero.

1 comentario

Aida -

precioso, como todo lo que escribes :) un beso fuerte