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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

Efecto dominó: tiranos y bufones, Goliats y Davides

Efecto dominó: tiranos y bufones, Goliats y Davides

Cada vez me sorprendo más con el curso de los acontecimientos: me cuesta creer que alumnos con cada vez más edad sean menos autónomos; no veo con buenos ojos que sus responsabilidades sean aplazadas hasta casi casi su salida de la universidad, con el título bajo el brazo y derechitos a las colas del paro; me subleva que se les restrinjan sus derechos miserablemente (el derecho a la huelga, por ejemplo)...

No lo entiendo: cómo podemos permitir que paso a paso se vaya mermando su capacidad crítica, su necesidad de cuestionar y valorar el estado de cosas.

Cuando yo estudiaba, los alumnos éramos responsables de nuestros actos desde el momento en que salíamos de casa hasta que volvíamos, no había necesidad de instaurar unas humillantes guardias de autobús (humillantes para los alumnos, que se ven custodiados como si fueran ovejas en rebaño, viéndose privados de esas primeras conversaciones antes de entrar, de esas compras de primera hora en la cafetería -a la que NO pueden ir ya que se les "pastorea" en el salón de actos o en el patio de atrás -, y dándose paradojas como que un alumno de bachillerato con 17 años no puede estar fuera del centro fumando antes de entrar pero uno de 2º de ESO que venga caminando desde casa sí (¿?¿?).

Veamos el funcionamiento de esta maquinaria siniestra que es la administración y su enfermiza burocracia: surge un problema, si no se frena sus efectos pueden trascender fuera del ámbito extrictamente escolar, y como los centros ahora funcionan como las empresas (con tablas de valoración de rendimiento, recursos educativos transformados mágicamente en "premios" para quienes mejor funcionan - sin darse cuenta de que un peor resultado muchas veces es indicativo de una situación más desfavorecida, y por tanto una mayor necesidad de recursos -, mezcla perversa de lo público y lo privado - se privatizan las ganancias pero se nacionalizan las pérdidas, el dinerito de fondos públicos revierte en beneficio de la enseñanza concertada en detrimento de la pública, etc), entonces necesitamos extirpar de raíz el problema; a veces profundizar saca a la luz miserias que no nos gusta ver,y por eso optamos por el parche para el esguince. Escondiendo la mierda debajo de la alfombra la casa queda limpia en un santiamén, pero que nadie se atreva a levantar la alfombra...

Pondré como ejemplo práctico de este sistema (dominó) de trasvase de responsabilidades la última que acaba de ocurrir en mi centro hace unos días: surge un problema (los alumnos comen en clase), si no se frena sus efectos pueden trascender fuera del ámbito escolar (ya lo veo, ya lo veo, miles de alumnos dejando de matricularse en un centro donde los alumnos comen en las aulas.... - yo me pregunto: ¿¿en qué aulas comen?? nunca lo vi, pero bueno), y como queremos ser competitivos a la hora de recibir más alumnos que los otros centros, seguir recibiendo ayudas económicas y seguir ofreciendo una enseñanza de calidad, vemos cuál es el problema. Analizamos su naturaleza: los niños comen en algunas clases porque una jornada de seis clases por la mañana (que empieza a las 8:50h y termina a las 14:20h) dejaría canino al más pintado. Añadamos a esto que no todos los alumnos tienen la suerte de poder desayunar cada día en sus casas antes de venir. Un recreo de 30 minutos es una ocasión idónea para comer, de acuerdo, pero si los profesores garantizásemos el cumplimiento de esa norma (la de "prohibido comer en clase", una norma que a mí me parece absurda si se supiera crear el contexto adecuado, pero esa ya es harina de otro costal), no habría ningún problema. Como es incómodo discutir con sesenta y pico profesores para hacerles asumir este compromiso (un compromiso, por otra parte, mínimo, pero bueno, las vacas sagradas crecen por doquier - algunas incluso sin haber trabajado tantos años, pero bueno -) la opción más cómoda es la prohibición vía contrato: sí, añadimos una cláusula al contrato de la cafetería y PROHIBIMOS que esa persona venda entre horas de clase, exceptuando a los profesores (no somos iguales, por dios, adónde vamos a llegar... - democracia ¿?) y a los alumnos mareados o indispuestos que vayan a tomar una manzanilla... Ah, vale, ya puestos le damos un listado con las pastillas que debe tomar cada alumno medicado y que se pasen por la cafetería en las mañanas vacías que le esperan, que haga de niñera y enfermera, que esté siempre dispuesta a cumplir con sus obligaciones y, si en algún momento algún alumno aparece con algo comestible en clase procedente de su establecimiento, ya tiene firmado algo que la compromete para responder ante quien corresponda por su terrible infracción.

Señores, ¿¡nos estamos volviendo locos!?

Una persona que ya ha perdido todo lo que vendería los lunes a primera hora de la tarde y TODOS los días a primera hora por culpa de que la xunta ordena pastorear alumnos al salir del bus (en vez de que estén libres un rato, que compren algo en el bar...) y aquí nadie se mueve para decir BASTA: ahora, no contentos con eso, le pasamos otra responsabilidad mediante un contrato que daría vergüenza ajena al más estirado, pero bueno.

Los grandes pisan a los medianos, y estos a los que consideran pequeños.

Efecto dominó.

El día que surja un David y le eche cojones para enfrentarse con Goliath que avise, porque aquí ya estamos cansados de ver Goliats pisoteando Davides.

 

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