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En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

Reflexión sobre la gira "Los miserables 2013"

Reflexión sobre la gira "Los miserables 2013"

Ya ha terminado.

Comenzó como una de esas locuras que no sabes cuánto pueden llegar a dar de sí, y que poco a poco se desarrollan, se expanden y llenan de alegría y entusiasmo cada rincón de ti y de muchos de los que te rodean.

Nuestro queridísimo musical de Los miserables se ha acabado.

Lo extrañaremos mucho, no me cabe la menor duda.

Con él aprendimos muchas cosas: exploramos nuevos mundos, pusimos a prueba nuestra capacidad de cooperación, nuestra generosidad y (en algunas ocasiones) nuestra paciencia. Elaboramos con todo nuestro cariño un producto artístico lleno de entusiasmo y energía, dando nuestra visión de cada tema, de cada canción, de cada personaje, comprendiéndolos: sufrimos con el sacrificio de Fantine, reímos con el desenfado de los Thernardier, lloramos con la muerte de los jóvenes rebeldes, comprendimos el sufrimiento  inhumano de Javert entre la espada y la pared, se nos agarrotó el estómago con la mudez de Eponín ante un Marius ciego, nos encantó la ternura de la temerosa Cosette, y sobre todo nos cautivó la inabarcable humanidad de Jean Valjean y el valor de los caídos en la barricada regresando al final.

Fue mucho más que un proyecto de aula: fue una oportunidad de oro para que cada alumno intentase conocer sus propios límites, comprobar que era realmente capaz de dar SIEMPRE un paso más, ver que la ilusión es siempre el mejor carburante para ir adelante, comprender que siempre hay personas capaces de dar más que otras pero que todos somos valiosos y únicos.

La gira nació y murió en Verín: el estreno del musical fue en la Casa de la cultura, donde intentamos "meter" a 116 alumnos en un miniescenario, y el éxito fue tan explosivo que nos dio fuerzas para querer repetirlo y agrandarlo.

En el salón de actos de nuestro centro hicimos dos actuaciones en días consecutivos: la tarde para los padres y familiares, la mañana siguiente para despedir el curso ante profesores y alumnos.

De este modo, quedó asentado el espectáculo que querríamos llevar a otros centros educativos de Galicia a comienzos del curso siguiente.

El verano sirvió para descansar y reponer fuerzas tras tanto ensayo. Y en septiembre retomamos todo donde lo dejamos.

Los alumnos (68 en este caso, ya que no todos siguieron con nosotros este curso) se lo tomaron en serio, muy en serio, aprendiéndose unos las letras de otros (con tan sólo escucharlos ensayar, exactamente igual que los profesionales), hasta tal punto que en Vigo, al interpretar como bis (a petición del público) "Amo del mesón", TODOS cantaron de memoria los papeles solistas.

Nuestra gira comenzó en Xinzo de Limia la mañana del lunes 21 de octubre, donde tuvimos la oportunidad de actuar para los fantásticos alumnos de Antonia del IES Cidade de Antioquía. Antonia es una mujer llena de belleza, ilusión y verdad que, además de haber sido compañera nuestra en el Chivite años atrás, es y será por siempre una amiga única, especial, verdadera y sensible con quien siempre colaboraremos en todos nuestros proyectos. Unos alumnos que escucharon nuestras canciones y que, al finalizar el concierto, nos obsequiaron con una Pantalla de Entroido, todo un símbolo de su cultura. Allí, contamos con un escenario enorme, muy profundo, con muchos focos y un equipo de sonido maravilloso, que Alfonso nos ayudó a manejar. Allí Felisa se hizo toda una experta en iluminación, telones y otros utensilios. Isabel probó a usar nuevos fondos sobre la pared, dando una mayor belleza a cada acto. Marita me ayudó enormemente a coordinar los movimientos de los alumnos, que entraban y salían de escena continuamente.

Después de esta actuación, fuimos la semana siguiente a Vigo (por la mañana) y a Porriño (por la tarde), el martes 29 de octubre. Fue una jornada muy emotiva e intensa por varios motivos: en primer lugar, porque al hacer doblete tuvimos que pegarnos un tremendo madrugón (nos levantamos a las 5h para coger el bus a las 6h, llegar a Vigo a las 8:15h, ensayar a las 8:30h y actuar a las 10:30h) y no paramos ni un segundo (terminamos a las 12:30h, fuimos a Porriño y montamos todo a las 13:30h, comimos a las 14:30h y actuamos a las 16h, para regresar a las 18h y llegar a Verín antes de las 21h). 

En segundo lugar, fue una experiencia muy intensa porque el centro de Vigo fue mi instituto (el IES República Oriental do Uruguai, en Teis, donde estuve como alumno los cursos 1995-99, donde hice las prácticas del CAP en el curso 2003-2004 y donde trabajé como profesor de Música mi primer año el curso 2004-2005; es un centro educativo en el que viví muchos momentos fantásticos de mi vida de estudiante y donde comencé mi andadura como profesor, y tengo muchísimo cariño a muchos de los profesores que aún estaban allí).

En tercer lugar, el centro de la tarde (IES Ribeira do Louro) es otro centro amigo donde tenemos a muy buenos amigos: Virginia (profesora de filosofía) es una gran mujer, una gran pensadora y una formidable amiga cuyas ideas arrojan luz sobre temas de lo más variopinto. Tiene una fuerza capaz de mover montañas y su discurso es ágil y lleno de sensatez. Dio clases en el Chivite hace años. Victor (profesor de plástica) es un gran amigo nuestro, que fue profesor en el Chivite durante siete cursos, y que forma parte esencial de nuestro proyecto con su tela (una tela que utilizamos en la escenografía a petición de los propios alumnos, y que fue elaborada durante siete cursos la semana de la violencia de género, con el apoyo voluntario de todo aquel que trajese un cuadrado para coser en señal de repulsa hacia la violencia). Delio (profesor de lingua galega), David (profesor de música) y otros amigos también estuvieron allí con nosotros. A todos ellos, mil gracias.

Los alumnos de Vigo fueron muy receptivos, y aunque al principio me obligaron a salir para darles un toque de atención, luego fueron muy agradecidos y cariñosos con nuestros artistas: les pidieron varios bises, se animaron a cantar con ellos varias canciones, y no sé cómo agradecerles por ello tanta gratitud. Fue una mañana mágica.

Los alumnos de Porriño también fueron muy activos durante nuestra representación, participaron cantando "A canción do pobo al final", y nos regalaron sus mejores aplausos en momentos tan emotivos como "Sálvalo" o "A little fall of rain".

El cierre de nuestra gira tuvo lugar hoy, jueves 7 de noviembre, en nuestro propio instituto, actuando para nuestros vecinos de Queizás (del IES Castro de Baronceli), por mediación de Israel (profesor de lengua castellana) y Sofía (profesora de francés). La representación incorporó novedades como otros fondos, una puesta en escena un poco más sobria (los alumnos no se maquillaron la cara de blanco en determinados números) y los cambios de escena se realizaron con una mayor velocidad.

Fue una actuación ágil, bella, llena de fuerza y apasionamiento. Los alumnos del Baronceli nos obsequieron con una hucha con dinero para colaborar en la recaudación de nuestro querido alumno Jose Manuel Jorge González, accidentado en verano y siguiendo un tratamiento muy caro para recuperarse.

Para mí, como compañero de mis compañeros (Marita, Isabel, Felisa, que vinieron en la gira, pero también Elisa, Carmen Rivero, Belén, Eloi, Javier, que no pudieron venir aunque siempre nos acompañaron, y Víctor, Antonia, Virginia, que nos recibieron), ha sido un orgullo indescriptible haber hecho realidad este sueño. Hemos tenido que hacer compras de última hora en casi todas las vísperas de cada actuación (velas, que siempre faltaban pero al final hay mil), hemos tenido que hacer fotocopias, hemos tenido que... Pero de eso se trata, el que hace, prepara, hace y siempre deja algo por hacer o tiene algo que mejorar. ¿O no? A todos vosotros, muchísimas gracias.

Para mí, como profesor de música, ha sido un auténtico placer disfrutar de estos cantantes, de su compromiso, de su capacidad de sacrificio a la hora de pegarse madrugones y de preparar temas. He aprendido muchísimo de todos y cada uno de los alumnos que participaron en este proyecto, sé que a muchos les dará pena terminarlo y que a otros ya les apetecía cambiar de musical, pero tengo muy claro que todos hemos descubierto muchas cosas en este viaje.

Un viaje que nos ha expuesto: hemos tenido que cantar ante otros compañeros en los ensayos, ante desconocidos en los conciertos, hemos bailado mientras otros cantaban, hemos cantado en voz baja las canciones de otros porque todas tienen algo especial y único.

Hemos reído, (por qué no decirlo) llorado, temblado de nervios o emoción o entusiasmo, se nos han llenado los ojos de lágrimas al acabar definitivamente y se nos ha llenado la cabeza de dudas justo antes de empezar.

Hemos tenido momentos de riesgo (flexos cuyas bombillas estallaron, papeles que desaparecían, pelucas que ya no estban, gabardinas que nadie había visto...), momentos de satisfacción (al recibir aplausos, abrazos, al ver lágrimas en los ojos del público, al verlos ponerse de pie y cantar con nosotros), hemos compartido.

Esa es la palabra: COMPARTIR.

Porque la música es una celebración de la vida. Celebramos que estamos aquí y ahora COMPARTIENDO frases, ideas, emociones. Nos reconocemos en los demás, en quienes nos rodean, y bebemos de la misma botella a morro, sin pasar la mano ni antes ni después, porque todos somos tiempo.

Como ser humano que vive, respira, se oxida a cada segundo que transcurre porque estamos siempre expuestos al barranco de la muerte, siento la necesidad de agradecer con todas las letras a todas estas personas todo el esfuerzo que han invertido en la elaboración de nuestro particular musical.

Hay quien se plantea, cuadrícula en mano, qué casillas se pueden cubrir para MEDIR, PESAR, VALORAR, JUZGAR, EVALUAR la conveniencia, el éxito, la viabilidad de este proyecto.

Yo creo que, en los proyectos artísticos que fluyen como el aire, sin seguir un guión previo, sino reaccionando ante cada impulso, sobran las cuadrículas, sobran las etiquetas, y hay un momento a partir del cual el concepto EVALUADOR/EVALUADO se diluyen en un todo ante quien debe decir algo es, únicamente, el público.

Trabajar con alumnos adolescentes es un trabajo complicado, difícil, lleno de trabas y desencuentros. Por eso hay tantos profesionales de la enseñanza que cargan las tintas contra aquellos compañeros que no necesitan utilizar tanto la vara de mimbre o las sanciones como ellos.

A veces, sólo a veces, los alumnos se convierten en auténticas fuentes de sabiduría: no por lo que almacenan en sus cabezas, no por las listas de datos que pueden vomitar, sino por los procesos humanos que viven y provocan en los demás.

Ver a un público emocionado es algo que, normalmente, consiguen los profesionales. Pues eso han conseguido en casi todas las actuaciones nuestros "miserables".

Los alumnos han estado mucho más que a la altura, han sobrepasado los límites de lo que se les podía pedir. Tienen un potencial que se desarrolla y expande por momentos, en cuanto les das un estímulo lo aprovechan.

No siempre, pero a veces ocurre.

Y cuando ocurre es lo más enriquecedor que te puedes esperar como profesor.

Porque de ser profesor te libra la jubilación, pero de ser alumno solo te libra la muerte. Y el que no lo tenga claro es que ya se ha ido.

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