Blogia
En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado

Relato: "Traje de luces, alma de sombras"

Relato: "Traje de luces, alma de sombras"

"TRAJE DE LUCES, ALMA DE SOMBRAS

Los rigores de un clima gélido no le hicieron titubear. Unos minutos antes de que todo empezara se paró a pensar.

El tío Juan le había estado preparando desde niño para este momento. "Un momento crucial en la vida de un hombre", le decía. "A partir de ahí todo lo que hagas tiene otro significado, porque tu propia existencia habrá cambiado sustancialmente". Manuel pensaba una y otra vez, le costaba creer que ya hubieran pasado los cuatro meses de la etapa final de su entrenamiento. Tenía que demostrar su valía. No podía defraudar a nadie. Había muchas bocas sedientas de errores ese día para echar bajo tierra el temple y la fama de la familia. Su familia. Por encima de todos, su tío.
No podía traicionar las esperanzas que tanto le había costado alimentar en su severo tío. Desde que era un crío, se había ocupado de él. Le había enseñado todo lo que necesitaba para desenvolverse en la vida: cómo debía trabajar el campo, cómo debía alimentar al ganado, cómo se enamoraba a una mujer... Todo. Para ese tipo de tareas la vida siempre te daba otra oportunidad. Una tras otra. Pero para esto no había medias tintas. El día de su estreno era el único válido. Fuera se oía el latente rugir de la turba que llenaba la plaza. "Una jornada única", proclamaría la prensa del día siguiente si todo iba según lo previsto.

Pensó y pensó durante lo que le parecieron horas. Eva probablemente seguiría allí, fuera, entre el gentío. Su relación fue tan intensa como breve. Un fracaso, según algunos. Una maravillosa burbuja de placer que se consumió al mismo tiempo que alcanzaba su mayor intensidad, según otros. Eva estaba realmente guapa. Quién lo iba a decir. Después de tantos meses de reclusión post-ruptura, después de tanto sufrimiento amordazado, después de tantas tardes sepultadas bajo el férreo yugo de la moral familiar y del qué dirán... ella seguía resplandeciente. Su carita de ángel alumbraba la plaza, sus ojos preocupados rastreaban cada milímetro buscando a todos los que se suponía que estarían allí. Tenía que evaluar el alcance de esa tarde.
Ese lunes de febrero no podía salir nada mal. Había demasiadas cosas en juego.
Eva estaba tan guapa... "

Leer el relato entero aquí.

0 comentarios