SONETOS DEL ADIÓS QUE BAILA EL TANGO
Se agotan los cartuchos, ya es la hora,
pasó otro curso, presto, inapelable,
pudimos entonar el himno amable
de quien en la miseria es aún señora:
de una Fantín que, aun puta, es heroína,
de un Jean Valjean que huyendo salva vidas,
de un gris Javert que arranca sus heridas
mientras el fango agrisa y arruína
los nobles cercos donde no han sembrado
con suficiente ahínco los cimientos
capaces de hacer fértil un desierto,
por mucho empeño: es tuerto el corvo arado,
inútil cuando solo hay pensamientos,
y yerma la esperanza de lo muerto.
Hoy mi cabeza hierve: ya es verano,
hoy suenan las sonajas cual corceles,
vuelan como tornados los papeles
con los que apreso un ánimo inhumano.
Somos hijos del tiempo, brisas locas,
cuando queremos ver todo ha pasado,
nos quedan las canciones, buen legado,
para atrapar por siempre en nuestras bocas
momentos que nunca jamás pensamos
que irían a enmarcar fugaces horas,
pues no es humano mordisquear el marco
sino perderse mientras aún bailamos,
dejar que fluya el son de aves canoras,
soltar el remo y que otro mueva el barco.
Hace tres años que empezó este encuentro,
algo formal que nunca escogimos,
si la suerte va en uvas, ¡qué racimos!,
fue un gran flechazo, fuimos mar adentro.
No creo en Dios ni en el destino, ¡fuera!,
soy poco dado a cruces en el techo,
pero si hubiera dudas en mi pecho
podría pensar que a tal ser se debiera.
Un grupo majo, enorme, numeroso,
cada año vimos cosas diferentes:
bailasteis de mecánicos en Grease,
tocasteis de Mecano el llanto hermoso,
temas de Disney siempre aquí presentes,
sois de esos que siempre tocáis un bis.
Al empezar en cuarto llegó el cine,
quisimos hacer magia con baquetas,
vuestro talento amplió sus grandes metas
e hicimos lo imposible: ¡un alucine!
Tocamos un concierto interminable,
toda la villa os nombra con respeto:
cuatro horas de espectáculo al espeto
metidos donde el voto arranca el sable.
De allí surgió el granito que hoy desierta
las almas que aún esperan verlo hecho:
vuestro talento llena de coraje
al público que ahora aún despierta,
queremos ser capaces, un derecho,
que aún de lo izquierdo surge cual brebaje.
Un musical será el legado vuestro,
pa´recordar al público el gran lema:
amar, ser correspondido… gran tema,
sabed que cuanto os debo aquí os lo muestro.
En dos proyectos ya participamos
que llenan de alegría la vida, el alma,
os aseguro: lo mío no es la calma,
mas ahora pido papas: ¿descansamos?
La música es la mano que abre el globo
y luego queda flojo, sabe a poco,
te deja sed y hambre, te enreda,
parece en luna llena que eres lobo
buscando otra dosis como un loco,
quedas insomne: ya nada te seda.
Espero que, aunque caigan muchas hojas
en las paredes de vuestra cocina,
junio, julio… sea la música “adoquina”
de vuestro “dulce hogar”. “Si te despojas
de aquello que una vez te definió
vuelves a empezar, pero desde atrás”,
como dijo el otro, un Barrabás
de estos que en el mundo no escribió.
La huella de Cronos da acantilados
a las almas nobles, bravas, sinceras,
preocupación y dudas a las flojas,
retos a las de los enamorados,
vértigo a las zánganas y embusteras,
y a las demás: hojas, otoño y hojas.
Alumnas como tú he visto muy pocas,
Andrea Barreal, de gran sonrisa, noble
ser de alma calma, nunca hay prisa
donde descansa el mar, ni algas ni rocas,
refugio de inquietudes musicales,
estás siempre pendiente de mis clases,
admiro tu mirada, un as de ases,
busco en tu paz el fin de tantos males,
aspiro a ser mañana un buen recuerdo,
resuenan los xilófonos ausentes,
resume la hormiga trabajadora
el buen concepto que de ti no pierdo,
aunque las aguas vengan estridentes,
la luz que a ti se debe es siempre ahora.
Aunque en tercero fue cuando empezamos,
¡menuda suerte haberte dado clase!,
ambos veíamos que había base,
recuerda el árbol que tanto regamos.
Tus ojos, preguntando, siempre abiertos,
¡ay, Marta, cuánto voy a extrañarte!
Nicolino, qué apellido, cuánta arte,
igual que un faro guías en los puertos
cosiendo los destinos navegantes
o siendo musa y diosa en mente artista,
luciérnagas de vida son tus ojos,
ignore la guadaña a tus andantes,
no eres camino: eres mucho más lista,
olvide la hoz de ayer verdes matojos.
Admiro la nobleza que en ti habita,
Nayim, un ser grandioso como pocos,
admiro la humildad que encumbra a locos
y los acerca al sol que allí crepita.
Ignoro el horizonte que conquista
mediante su humildad un ser tan bueno,
parece que te dio Thor su fiel trueno
innato don que tú guardas en lista.
Admiro que la música te exprese,
no siendo aún mayor de edad siquiera;
iguala tu virtud a tu valor,
superas todo lo que mida o pese
triste sistema de balanzas, ¡fuera!
atiende: ser tu profe es un honor.
Palpita en el silencio de lo humano,
oscuro reino donde mora todo,
radiante luz que cura como yodo,
Andrea Pérez Vega, con su mano
nada es ajeno al don de su sonrisa,
discípula con aura luminosa,
risueño ser de luz y alma gloriosa,
encuentras la Belleza en cada brisa.
Admiro la valía de su afán,
presencio ahora sus logros entonando,
espero que los deje a todos secos,
rompiendo el silencio, alacrán,
en el que los prejuicios van flotando,
zurrón de aquel pastor de cráneos huecos.
Marta, tu voz resuena en este valle,
a veces con el tierno son del viento,
resquebrajando con el pensamiento
todo lo que el quizá robó en la calle.
Admiro tu talento musical,
respiras con la paz de los ayeres,
oír tu gaita: uno de esos placeres
de gran nobleza y rigor marcial.
Romper las normas es bucear
muy lejos, iguala tu talento a tu bondad;
guardiana de la caja de Pandora,
un día de estos nos darás reflejos
en los que sean escombros de Verdad
zahúres de Macondo, Fauna y Flora.
Permíteme escribir con letra arial,
alumno aventajado, todo ideas,
Pedro, aquel a quien sobran libreas,
el poeta con talento teatral.
Durante estos tres cursos descubrimos
radiantes melodías musicales,
oscuros timbres, voces guturales,
también guión y letras compusimos.
Aunque en el viaje dio algún salto el carro,
bueno es aquello que bien termina,
oímos tu voz llenando el escenario,
a ver qué es un alfarero sin barro:
demiurgo de palabras, soy de mina,
aplaudo tu talento aún sin erario.
Personas tan completas yo vi a pocas:
amiga que tanto en la noche alumbras,
remando con tu luz todo lo encumbras,
a no ser que abandones a las rocas.
Grandísima Marlén, me alegro tanto,
regaste tu teatro año tras año,
arriba te sentaste, y no sin daño,
nunca te rindas: ¿sirena sin canto?
Marlén, nunca dejes que el tiempo,
loco, arribe en tu ribera con cruel paso,
rescate el fiel recuerdo que este amigo
lamentaría perder si cae tu foco.
Espero que el Azar llene tu vaso,
nunca dejes de estar en paz contigo.
Paula, una mujer de armas tomar,
alumna con ideas, formidable,
respetuosa, valiente, adorable,
alguien en quien se puede confiar.
Permíteme decirte entre cuartetos
algo que aún la música no dijo:
un “gracias” tan enorme, un faro fijo,
lindando con “adiós”… he aquí sonetos.
Aunque diez años llevo despidiendo
personas que me marcan, entrañables,
lo admito: no me adapto a despediros.
Un curso pasa, os vais, yo os sigo viendo.
Los años aterrizan, crueles sables,
aquí estaré: siempre podréis veniros.
Prudente como nadie, silenciosa,
ocultas tu talento entre las sombras,
respeto tu actitud, pero me asombras,
perdona si te azoro, eres grandiosa.
Aunque quizá no lo sepas te admiro,
Rosalía, alumna trabajadora,
aunque no saltes se te ve aquí, ahora,
resuenas con la fuerza que respiro.
Oscuros pasos rasgan el cemento,
sangrando ideas rotas, por valientes,
abraza el ritmo con que el mar replica,
lima en tu mente todo pensamiento,
iguala como el cuarzo, piedra y mica,
aprieta con fuerza puños y dientes.
Perdóname el descuido en lo que sabes.
Ana, a veces se me complica todo,
respondo disculpándome del modo
artístico con rimas llanas, graves.
Tú eres la alumna que siempre me escucha,
inteligentes textos me has mostrado,
alucinantes mundos has creado,
no hay oro pa´ lo tuyo en ninguna hucha.
Amaneceres rojos he contado,
mas nunca como los que tú has descrito,
admiración y tiento, tantas horas,
recubre tu trabajo, lo he notado.
Ignoro si lo tuyo es logo o mito,
aplaquen tu descanso aves canoras.
Primero nos vimos en aquel río,
acuérdate del Zurria, fue el principio,
Noemí, nunca temí hacerte aquí un ripio,
oscurecido en este adiós impío.
Espero haberte enseñado cosas,
mil objetivos fueron los que vimos,
increíble tu atención, nunca tuvimos
disputas o problemas, solo ansiosas
aulas llenas de artistas teatrales,
sujetos de pasión tan desmedida,
interminable talento que brota
logrando convencer en sus cabales,
vidriosa condición de despedida,
a quien sin grifo ni agua aún ve la gota.
Primero fue Edith Piaf y su tragedia,
¿os acordáis de aquellos tresillos?
Recuerdo: tocábais entre visillos
por si os decía algo... ¡qué comedia!
A nuestra gira te apuntaste pronto,
recuerdo que lo hiciste así, María,
a eso yo le llamo valentía,
tienes aquí mi aplauso, así lo monto.
Imagino que repetir fue duro,
mas quiero imaginar que te ofrecí algo:
a mí me has dado fuerzas con tu encanto.
Representas con talento maduro
imágenes del musical que aún ahora canto...
Aquellas chicas guapas sin hidalgo.
Puso el destino tu voz en mis manos,
o al menos coincidimos, que no es poco,
recuerda de hoy por siempre que habrá un foco
y una bandera ondeando, ¡sí, hermanos!
Pondremos el Chivite de medio lao,
auguran los designios más humildes,
resquebrajamos versos, y con tildes,
al demostrar que esto ha calao.
Diana, no te olvides de los cantos
ilustres que hoy entonas con orgullo,
algún día futuro tendrán peso,
nacemos entre duelos y quebrantos,
ahuyente tu ternura al cruel murmullo
igual que ante el temor se queda tieso.
Pisa con tu dulzura toda vergüenza,
aplasta sin remilgos todo freno,
resuene, cara Nerea, el volcán lleno,
augure versos como allí en Provenza.
Nadie escuchó una voz tan delicada,
ese hilo que ata y ciega corazones,
runrún que calma y frena a los ciclones
en el momento en que tu voz pausada
alcanza el pecho de quien se adormece
justo entre lirios de loca espesura,
utópica voz de sirena griega
sostienes con rigor que enternece
tan solo a aquel que ama a la cultura:
oírte y no aplaudir: ¿gente tan ciega?
Pude ir descubriéndote con los meses,
¡oh, Sofía! tal es tu timidez;
risueña siempre me oyes, cada vez,
y participas en todo; no espeses
pase lo que pase tu gran frescura,
ante todo sé fiel a ti misma,
resuene el arcoiris en tu prisma
aumente con los libros tu cultura.
Sabes que el saber te va en el nombre,
oscuras lenguas griegas lo atestiguan,
fomente la juventud que en ti brota
ideas que no haya escrito aún ningún hombre,
artes que escapen de quienes santiguan
miserias de esas que caben en bota.
Permíteme decirte, Alba, cara,
algunas de las cosas que he pensado,
reflexionando sobre lo pasado
al ver que en tres años desenmascara
a esa tímida niña a la que al fin hable,
la alumna que en tercero conocí,
bailando, tocando lo que pedí,
auténtica fichaje, aún sin sable,
persona de una pieza, firme, noble.
Este es el fin de nuestro corto viaje,
respeta siempre el son que te acompaña,
es música aquello que en tu equipaje
zarandee tu espíritu o lo doble,
recuerda: no es la fuerza, es la maña.
Patricia, a ti te encuentro muy entera,
auténtica cantante, todo alma,
rompe el silente hueco, ya no hay calma,
aquel torrente tuyo, primavera.
Partes el aire con tanta ternura,
aunque los nervios corten tu garganta,
tornado ingobernable que encanta,
rozas el corazón con tu alma pura.
Inflamen las musas tu voz de diosa,
permítanos el tiempo ver lo que haces,
oigan los que te aplauden tus canciones,
riegue tu talento la tierra hermosa,
tuerza el duro crédito de rapaces
o conquiste por siempre corazones.
OS QUIERO UN MONTÓN!!! BUENA SUERTE!!!